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Miniaturas adorables

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Miniaturas adorables. Parte I.

 

Allí estaban, estuvieron siempre, miles de ellos, durante miles años. Y nada, no nos conocíamos.

Desde tiempos inmemoriales los humanos del sudeste asiático, se asentaron cerca de los fértiles arrecifes de coral, nichos de alimento sin fin. Mientras tanto, ellos estaban allí. No habitaban las grandes profundidades abisales, ni las grandes corrientes oceánicas alejadas de la costa. Estaban justo allí.

Pasaron los años, cientos primero, miles después. Ni si quiera el frenético ritmo de descripción de especies provocado por Linneo en el s.XVIII, cuando inventó la taxonomía moderna, nos los dio a conocer…

Pasaron las guerras mundiales. Corría el año 1969, los yanquis andaban atareados llegando a la luna, y los soviéticos seguían masacrando a miles de cachalotes para lubricar su industria armamentística. En un pequeño rincón, más allá de Australia, en Nueva Caledonia, George Bargibant diseccionaba gorgonias para su estudio en el Museo de Noumea, cuando por sorpresa, se encontró con dos minúsculos caballitos de mar.

Un año después, Whitley, zoólogo del Museo de Australia, haría oficial el hallazgo, describiendo, en honor a su descubridor, el Hippocampus bargibanti y dando a conocer al mundo, los caballitos pigmeos.

 

 Caballito_pigmeo_Denise

Hippocampus denise. Rickard Zerpe, bajo licencia CC.

 

 

Especies:

 

Tras el descubrimiento de Bargibant, pasarían más de 30 años sin novedades, hasta que llegamos al S.XXI en el que ha habido un boom en lo referente al descubrimiento de nuevas especies en este grupo. En 2003 tuvimos novedades con dos nuevas especies, Hippocampus denise, la especie más popular junto a H. bargibanti, y el todavía raro H. colemani. Y como esto va rachas, tras 5 años sin nuevas especies, en 2008 se describen H. satomiae, H. severnsi y H. pontohi. Sin embargo, estudios genéticos posteriores han demostrado que H. severnsi y H. pontohi son variedades cromáticas de la misma especie.

Finalmente en 2009, se describió la última de las 6 especies, H. waleananus. ¿He dicho la última?

Taxonómicamente no se diferencian del resto de caballitos, pues todos pertenecen al género Hippocampus, pero son numerosos los expertos que esperan que en breve, se describa un género para ellos, que los diferencie del resto de especies.

 

 

Caballitos pigmeos:

 

Cuando hablamos de caballitos pigmeos, nos referimos a un grupo de caballitos de mar que comparten una serie de características, de las cuales, su tamaño es la más llamativa ¡pero no la única! Esto es importante, ya que existen varias minúsculas especies de caballitos que, a veces, erróneamente, se incluyen en este grupo. Conoceremos sus características para aprender sobre ellos y no caer en este común error.

Viven asociados a determinados organismos, como gorgonias (lo hacen las especies más conocidas), corales blandos, hidroideos o algas.

Otra de las características que les hace especiales, es que, mientras el resto de los caballitos de mar tienen una apertura branquial a cada lado, los caballitos pigmeos los tienen sólo en uno de los lados.

Al igual que el resto de caballitos de mar, viven alimentándose de minúsculos crustáceos de la columna de agua.

Cuando los machos dan a luz, empujan a las crías hacia el azul. Mientras que otros caballitos se asientan y buscan el fondo nada más nacer, los caballitos pigmeos tiene una fase planctónica, en la que viven como plancton en la corriente, hasta asentarse en un arrecife, en una gorgonia (para el caso de H. bargibanti y H. denise) y cambiar su oscuro color por el del organismo que les hospeda.

Sin embargo, es cierto que en H. satomie se ha comprobado que da a luz crías que se asientan inmediatamente cerca de sus padres. Probablemente esto esté relacionado con la distribución de las diferentes especies, pues de esta forma, esta especie difícilmente colonizará todos los arrecifes de indonesia.

 

Situación de los caballitos pigmeos

 

La alta especialización y limitado hábitat suponen que las poblaciones de estos animales, sean pequeñas, por lo que su protección se antoja necesaria. La falta de datos, hace que todas las especies se categoricen como sin información suficiente para clasificar su estado.

Su tamaño y camuflaje hace que a penas sufran depredación, si bien se sabe que pueden ser depredados por Oxycirrhites typus.

Con un mercado de propietarios de acuarios, con miembros deseosos de pagar cantidades probablemente muy elevadas por estos animales, que está contenido, la destrucción de su hábitat, en general, y la actividad de los buceadores, de forma más concreta, se antojan como los principales riesgos para estos pequeños animales.

Con destrucción de su hábitat entenderemos cuestiones tan diversas como la pesca con explosivos, que se sigue practicando hoy en día en Indonesia, incluso en Parques Nacionales mundialmente conocidos como el de Komodo y Rinca, o el calentamiento global o el niño, que están acabando con numerosos arrecifes.

Como hemos mencionado, los buceadores, y muy especialmente los fotógrafos, si podemos hacer algo para ayudar a estos pequeños animales. Se ha propuesto un código de conducta, no suficientemente aplicado, que se basa en 7 puntos:

  • No tocar a los caballitos de mar. Un toque con un dedo o un puntero de acero podría lastimarlos o incluso matarlos.
  • No tocar las gorgonias que les hospedan, su tejido es frágil.
  • No usar focos para señalar a los caballitos.
  • Limitar a 5 las fotos con flash de cada fotógrafo.
  • No usar luz artificial para vídeo.
  • No bucear en su búsqueda por la noche para permitirles descansar.
  • Cuidar el entorno que les rodea, cuidado con las aletas especialmente cuando los estamos viendo o fotografiando.

 

De una forma más gráfica, aquí está el código de conducta:

Diving with pygmy seahorses_conduct.pdf

Sin duda, y esto es criterio personal del que suscribe, la presión de buceadores sin límite, con un nivel pésimo, y guías negligentes, está exterminando los caballitos de los lugares más frecuentados como Tulamben.

 

 

UNO A UNO:

 

Hippocampus bargibanti:

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Hippocampus bargibanti en Anilao, Filipinas. Silke Baron, bajo licencia CC.

 

Sin duda el rey, el más conocido, el más frecuente, el más fotografiado, y aunque los que sólo hayáis visto esta especie no lo creáis… ¡el segundo más grande!

Vive en diferentes especies de gorgonias, todas ellas pertenecientes al género Muricella, de Australia, Nueva Caledonia, Palau, Fiji, Vanuatu, Indonesia, Japón, Papua Nueva Guinea y Filipinas.

Tiene un color grisáceo, con llamativas protuberancias que imitan los pólipos cerrados de la gorgonia, y que son del mismo color que esta: generalmente rojas, aunque pueden ser amarillas, o anaranjadas.

 

 

Hippocampus denise:

Caballito_pigmeo_Denise_Lembeh

Hippocampus denis en Lembeh. Rickard Zerpe, bajo licencia CC.

 

Como decíamos, se trata de la segunda especie más conocida. Alcanza los 2,4 cm.

Es algo menos selectivo que H. bargibanti, ya que habita gorgonias de varios géneros. Y ahora viene el problema: la identificación de las gorgonias no es sencilla. Sabemos que habita gorgonias de los géneros Muricella, Annella, Acanthogorgia, Echinogorgia, Subergorgia, Melithea, Verrucella, Villogorgia… Con profundidades que oscilan ente los 13 y lo 90 m. de profundidad.

Su distribución incluye Indonesia, Malasia, Micronesia, Palau, Papúa Nueva Guinea, Filipinas, Islas Salomon y Vanuatu.

La variedad de especies que le hospedan, supone, evidentemente, un mayor abanico de colores, pues como hemos dicho, imitará al de su gorgonia. H. denise puede ser naranja, rojo, beige, amarillento… En el sur de Raja Ampat se puede ver una bonita variedad de intenso color rojo con protuberancias blancas.

 

 

Hippocampus colemani:

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Hippocampus colemani en Papua Nueva Guinea. Luc Eeckhaut/Guylian Seahorses of the World 2008, bajo licencia CC.

 

Descubridor de cientos de especies, unas 80 de peces, en su honor se habían nombrado gambas, camarones mantis, nudibranquios… y Neville Coleman sumó a la colección un caballito de mar.

Se trata de una de las especies menos conocidas. Inicialmente (y durante años) se creyó que era endémica de la mágica isla de Lord Howe. Ahora sabemos que probablemente también se encuentra en el Mar de Tasmania y en el este de Papúa Nueva Guinea; en algunos sitios, en espera de confirmación científica, se denomina a los ejemplares de Papúa Hippocampus cf. colemani (la abreviatura “cf” significa conformis, comparar con, no se puede afirmar con seguridad pero parece que pertenece a esa especie).

Es la especie más grande, con un tamaño de hasta 2,7 cm. Vive en agua poco profundas, entre 3 y 5m. de profundidad, en fondos de arena cubiertos de macroalgas.

Tiene un color blanco a marrón con marcas y apéndices rojos.

En este artículo, el propio Neville Coleman relata lo difícil de describir a estos escurridizos animales:

Discovering Coleman's Pygmy Seahorse- Hippocampus colemani

 

Continuará… 

 

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