El paseo por el barrio chino y el mercado de abastos o las visitas a los templos Sri Maran, hinduista, y Sin Sze Si Ya, Taoista, nos permitieron hacernos una idea mucho mejor de los orígenes y la mezcla de culturas que hoy en día viven en Kuala Lumpur. Tampoco podía faltar la visita gastronómica, en chinatown hay una calle donde los restaurantes están literalmente puerta con puerta a ambos lados de la calle, allí cenamos en el restaurante Chino “LaLola”, rebautizado así gracias a un programa de españoles por el mundo. Cuando vuelva a España intentaré recuperar el programa para conocer toda la historia.
Ya parece que sale el bote, debería haber estado allí, ayudándolos a equiparse, pero no me siento con ánimos. Es la última oportunidad para ver el walking shark, una especie de tiburón de hábitos nocturnos endémica de Indonesia. En las inmersiones nocturnas anteriores se ha mostrado huidizo y tan solo hemos podido vislumbrarlo. Los focos y linternas que necesitamos para poder verlo, son también la vez la causa de que nos huya, así que las imágenes que hemos conseguido dejan mucho que desear. Pero mis oídos han dicho basta, llevo casi de 50 inmersiones en menos de un mes y varios días a base de ibuprofeno y, al finalizar la inmersión de la tarde, mis oídos han amenazado con un bloqueo inverso. La prudencia y la proximidad de los vuelos de vuelta aconsejan tomarse un descanso y disfrutar de las comodidades de nuestro resort, en concreto de la hamaca que cuelga en la entrada de nuestra cabaña.
Nuestro centro de operaciones se encuentra en el extremo Este de la isla de Gam, una pequeña isla de unos 25 km de ancho, separada por un pequeño canal de la isla Waigeo, y a unos 75 km en ferry del aeropuerto de Sorong, en la isla de Papua. Biodiversity Eco Resort es un pequeño complejo, especializado en buceo, que cuenta con solo 16 plazas. Dirigido por Patri y Rei, han conseguido integrarlo en la naturaleza. Desde el mar vemos el jetty, pero tenemos que acercarnos mucho para ver las cabañas, ocultas tras la primera línea de palmeras a apenas 10 metros de la orilla de una playa de arena fina y blanquísima. Un paisaje que nos hace sentirnos en el paraíso y que podemos disfrutar paseando o tumbados en alguna de las camas balinesas estratégicamente distribuidas junto a la primera línea de palmeras.
Las cabañas son de madera y su interior está decorado con motivos marinos y papú. El tamaño y los baños, individuales o no, varían en función del precio, pero son muy confortables. No tienen aire acondicionado pero son tan frescas que incluso se agradece la sábana por la noche. No todas tienen agua caliente, pero con el mar entre 29 y 31 grados, se agradece la ducha con el agua tibia que sale por la ducha. El retrete no tiene cisterna, bueno sí, pero consiste en un pilón situado cerca del “trono”. Esto puede parecer un inconveniente, pero para los que tenemos que endulzar cámara es una gran ventaja, y una vez que has aprendido el lanzamiento de muñequilla, el uso del cazo existente al efecto no supone ningún problema para eliminar la…
Desde mi hamaca veo el punto donde realizarán la inmersión, Batu Lima o cinco piedras, el largo bote empleado para desplazarnos a las inmersiones ha llegado y después de unos minutos de destellos las luces han desaparecido, señal de que ya están todos bajo el agua y han comenzado la inmersión.
El bote, de unos diez metros de eslora pero con poco más de uno de manga, es una versión modificada de las canoas tradicionales empleadas por los aborígenes, al que se le ha añadido una especie de cabina cubierta donde nos hemos protegido del sol y de la lluvia, y con un par de motores demasiado grandes para los depósitos del barco, lo que en los desplazamientos largos les obliga a llevar bidones adicionales con los que ir rellenado.
A pesar de lo que pueda parecer, tanto en nuestra recogida en Wasai y traslado al resort con los equipajes, como en las excursiones más largas, rodeando la isla buscando los bellos paisajes visibles desde el mirador de la isla de Piaynemo, y de alguno de los puntos de inmersión más famosos, en las que además de los equipos de buceo y las botellas para la segunda inmersión, llevábamos la comida y unos cuantos bidones de 30 litros con gasolina adicional, los traslados en el bote han sido cómodos.
Pero normalmente los traslados son cortos, Biodiversity Eco Resort está en una ubicación privilegiada, cerca de los mejores puntos de buceo de Raja Ampat, por lo que los traslados no han durado más de 15 minutos. Entre inmersión e inmersión nos trasladábamos a una playa paradisiaca de algún islote cercano, donde eliminábamos algo de nitrógeno y reponíamos fuerzas con las provisiones, té, café y algún bollo que llevaban en el bote, en lugares que podrían ser perfectamente escenarios de Náufrago, Robinson Crusoe o Perdidos, y pienso en ellas como un escenario porque con el estómago bien lleno es difícil sentirse como el personaje de una de esas películas.
Las comidas las realizamos en una gran mesa, que prácticamente copamos con nuestro grupo y que se iba completando con alguno de los otros clientes que fueron pasando por el resort, cuando tenían el valor de acercarse a un grupo tan voraz como el nuestro, que daba cumplida cuenta de todo lo que nos ponían sobre la mesa. El arroz cocido era un fijo en comidas y cenas, acompañado por pollo o pescado, verduras o sopa y tofu o tempeh, que preparados de distintas maneras eran depositados en fuentes sobre la mesa de las que cada uno se servía a su gusto. Aunque en Indonesia es costumbre el picante en las comidas, aquí las sirven con el picante aparte, sabedores que los huéspedes habituales no suelen tolerarlo demasiado bien. Los postres suelen consistir en algún dulce o fruta.
Ya llevan unos 45 minutos de inmersión y deben estar a punto de salir, las inmersiones nocturnas son más cortas, sobre todo si son después de cenar, pero todavía no se ve actividad en el resort. Aquí el ritmo de vida va con la luz solar. Cuando nos levantamos a las siete para desayunar, hace ya rato que el personal está trabajando. La organización es ejemplar, cuando llegas al resort ponen una pequeña etiqueta en el chaleco con tu nombre y te dan un cinturón con un número que, una vez correctamente lastrado, será el que utilices en todas tus inmersiones. Por las mañanas tienes los equipos perfectamente colocados en el bote, junto a nuestros plomos, aletas y escarpines, tan solo tenemos que verificar los doscientos bares de rigor. Por las tardes, después de la última inmersión, solo tienes que meter tus escarpines en las aletas. Con unos prácticos carros se encargan de trasladar los equipos por el Jetty hasta el secadero, donde los endulzaban y guardaban hasta la mañana siguiente.
Todavía no veo ninguna luz, pero oigo un motor. La oscuridad en el mar es completa y no sé si son ellos o alguno de los pequeños botes que vemos a lo lejos yendo y viniendo a lo largo de la isla. No quiero acostarme hasta saber si han visto el walking shark, así que decido aprovechar para poner al día mi logbook. Llevamos 8 días con un mínimo de tres inmersiones diarias y la memoria empieza a mezclar inmersiones. ¿Cuál fue la primera inmersión de esta mañana? A medida que paso páginas aparecen nombres tan sugerentes como Kakatua Reef, Friwen Wall o Arborek, que no hacen sino anticipar las maravillas que hemos observado en ellas, y es que si Raja Ampat es famoso por algo, es por la biodiversidad de sus mares.
Para hacer las inmersiones nos hemos dividido en dos grupos cada uno con su guía local. Edmond, nuestro guía, ha sido una continua fuente de diversión. Personaje dicharachero, chapurrea unos cuantos idiomas y cada día nos ha sorprendido con algo nuevo aprendido en español, siempre con una sonrisa en la cara y una broma en la boca y que además nos ha hecho disfrutar lo indecible en las inmersiones. Cuando había corriente, siempre encontraba la zona en la que estábamos protegidos y con una buena visión del arrecife. Conocedor de la vida marina nos ha mostrado tanto la vida pequeña (Muck diving), como los pelágicos en busca de presas y el resto de habitantes de los arrecifes de coral.
Creo que eso es una de las cosas que más me han gustado de este lugar, puedes tomarte tu tiempo con la cámara, o con la lupa, observado la vida pequeña, con la tranquilidad de que tu compañero estará disfrutando con algún banco de peces justo al lado. Aunque tampoco puedo olvidar la duración de las inmersiones, hemos buceado con botellas de doce litros, pero la duración media de las inmersiones ha sido de más de una hora, ya que a los 70 bares subíamos hasta la parte superior de arrecife, entre 5 y 7 metros, y allí seguíamos disfrutando de los loro jorobados, labios dulces, algún que otro puntas negras, anémonas con su familia de peces payaso, en muchas ocasiones con sus gambitas, lábridos haciendo los trabajos de limpieza en morenas, peces murciélago y peces mariposa y otro montón de peces multicolor que necesitaré muchas horas de estudio para poder conocerlas y muchas páginas para describirlas, hasta que con 50 bares se sacaba la boya para seguir disfrutando de la inmersión mientras se hacía la parada de seguridad y el bote llegaba hasta nosotros.
El ruido del motor ha cesado y ya oigo sus voces. Es hora de levantarse de la hamaca y acercarse al Jetty. Cuando llego ya han empezado a desembarcar y veo la sonrisa en sus caras, síntoma de que han conseguido ver al walking shark, como pronto así me confirman. Una inmersión mas que ha cubierto de sobra nuestras expectativas. Lástima que no me haya podido sumar a ella.
Es tarde y el cansancio se deja notar, así que dejamos al personal del Resort descargando nuestros equipos y nos vamos, a duchar unos y a dormir todos. Mañana es nuestro último día de buceo antes de la vuelta y hay que estar lo más fresco posible para disfrutarlas como se merecen. Tenemos previsto repetir por tercera vez Blue Magic, la mejor de las inmersiones que hemos hecho hasta ahora, y Chicken Reef, una inmersión especial que Rei ha querido dejar como despedida final.
Realmente hemos sido unos afortunados con este viaje, tanto que durante nuestras inmersiones nos encontramos una Go pro, unas gafas de ver y un macro innon con adaptador para carcasas Ikelite, y esa fortuna no la empaña en absoluto el hecho de que las gafas y el macro lo hubiéramos perdido previamente. Pero sobre todo yo me siento afortunado por haber realizado este viaje en tan buena compañía tanto fuera como dentro del agua.
Epílogo
Ya de vuelta en casa y una vez recuperado del viaje de 40 horas y del jet lag correspondiente, reviso las fotos y releo esta pequeña crónica y comienzo a sentirme frustrado.
Frustrado por no ser capaz de hacer fotos que hagan justicia a las inmersiones que hemos realizado, frustrado por no ser capaz de hacer una buena descripción, pero ni de cerca, de la belleza de los paisajes fuera y dentro del agua, frustrado por no haber podido filmar al walking shark y frustrado por no ser capaz de trasmitir todo lo que hemos disfrutado del viaje y de las risas que nos hemos echado. Si queréis saber lo que nos hemos reído y el juego que nos ha dado con 1,5 / 2 cm, con 100 gramillos o con wonder Woman tendréis que buscar a un relator mejor que yo.
Es tiempo de finalizar, y creo que la mejor manera de terminar es con la palabra que todos pronunciamos en nuestra despedida de Raja Ampat:
Volveremos.
Texto y Fotos; Miguel Ángel Lucero "Malote"