Son grandes, unos tres metros de largo pero sobre todo de cuerpo enorme. Son hembras embarazadas, pero más bien parece que se acaben de tragar a unos ocho buzos sin haber masticado apenas.
Si estás con el grupo rodeado de tus compañeros... se disfruta mucho. Pero se disfruta aún más cuando eres el último del extremo, cuando no hay un buzo a tu lado que sirva de merienda antes que tú si a una tiburona le da por ver a qué sabes... se disfruta mucho, pero aprietas mucho más el culete! Sobre todo cuando ves que alguna se coge más confianzas que las demás... que no para de pasar, una vez y otra, y cada vez más cerca, que de pronto se te da la vuelta justo enfrente, y a la siguiente pasada hace amago de volver a darla en un espacio en el que no cabéis los dos (hasta que se da cuenta, y sigue su camino). Ese momento... no tiene precio!
Bueno, a lo mejor Arturo lo vivió de otra manera, por su reacción en el vídeo probablemente así sea... pero habrá que preguntárselo a él. Al que no hace falta preguntar es a Tomás, que no cabe en sí de gozo y a punto estuvo de besar a alguna tiburona despistada... xD
Eso sí, la flotabilidad de ambos deja bastante que desear... ;)
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